Eran las 8am de un domingo 23 de abril cuando desperté con la luz del sol filtrándose por las cortinas de mi habitación. No quería levantarme y me quedé mirando el techo de la habitación; no había ruido en la calle, solo se escuchaba el tic-tac del reloj. Después de un rato, decidí levantarme y dejar todo listo para salir.
Corrí las cortinas para dejar pasar mejor la luz del sol y me quedé mirando hacia la acera de enfrente; esa mañana algo era diferente. Todo transcurría con normalidad ese domingo, ya eran las 10am y estaba a punto de entrar a la regadera; ya todo estaba listo, la casa limpia, la cena para dos estaba preparada; sonó el celular, era un mensaje que decía:
"Buenos días bonita, como amaneciste?"
No contesté, era un número que no conocía, decidí ignorarlo; al salir de bañarme, un nuevo mensaje había en el celular, esta vez mencionaba:
"Porque no me contestas? Todavía duermes o acaso ya no me quieres?"
Supuse era una broma e ignoré el mensaje nuevamente. Era aún muy temprano para salir, así que me senté en la sala a ver un poco los programas de T.V.; las 12pm sonaban en el reloj cuando sonó el teléfono, se trataba de Arturo, él era mi novio desde hace un par de meses, nos conocimos en una fiesta y comenzamos a salir, para ese entonces yo tenía apenas 19 años y él 21, después de un par de años decidimos formalizar nuestra relación, después de varias relaciones fallidas de parte de ambos.
-Hola amor, ¿cómo amaneciste?- Preguntó él
-De maravilla- Respondí
-Te tengo una sorpresa pero también una mala noticia- dijo
-Primero dime la mala noticia- respondí con desgano, algo tenía que haber pasado, cancelaría nuestra cita.
-Ok, pero no te pongas triste. Acaba de surgir un problema en casa por lo tanto te veré un poco más tarde, en la misma cafetería de siempre, ¿está bien?
-Si, no hay problema ya lo sabes. ¿Y cuál es la sorpresa? - dije un poco más aliviada.
-No pues si te digo ya no será una sorpresa. Te veo más al rato, no olvides el celular. Te dejo porque me están esperando. Te quiero.- dijo Arturo
-Yo también. Nos vemos al rato.- Colgué
Era muy temprano para estar en casa un domingo así que tomé mi bolsa, dentro se encontraban el celular, la cartera, un lipstick y las llaves. Cerré la puerta y subí al taxi, ya en el taxi tenía que decidir a dónde ir, casi sin pensarlo le pedí que me llevará al zócalo capitalino, las calles estaban desiertas para ser domingo.
Fui a parar a una librería y entré, no buscaba nada en especial. De pronto vi un libro de portada negra, pasta dura y letras doradas, detrás de las cuales se dibujaba una luna llena saliendo de entre las nubes; el título (aún sigo pensando en cómo se llamará), de un autor que yo conocía demasiado bien. Decidí llevarlo, fui a la caja y lo pagué. Él chico que se encontraba detrás de la caja registradora me reconoció y me regaló una sonrisa pero no dijo nada; salí de aquella librería y seguí mi camino incierto con la bolsa que contenía el libro pegado a mi regazo. De un momento a otro llegué a la cafetería donde debía encontrar a Arturo pero aún era demasiado temprano para que él ya estuviera allí. Decidí entrar de cualquier modo. El nombre de la cafetería, "Con aroma de mujer". Desde que comencé mi relación con Arturo nos gusta ir a esa cafetería para decidir qué haremos por el resto del día; entré...
-Hola Susan
-Hola Pao, ¿cómo estás?- dijo Susan
Susan era la mesera de aquella cafetería, llevaba unos meses trabajando en ese lugar; yo la conocí por Laura, una amiga en común.
-Bien ¿y tú? ¿Cómo te va, Susan?
-Muy bien. ¿Hoy no vienes con Arturo?
-Llegará más tarde
-¿Tomarás lo mismo de siempre?- me preguntó Susan
-Si, por favor. Moka frío y unas galletas. Gracias.
-Está bien, en un momento te lo traigo- dijo riendo y se marchó al mostrador.
Saqué el libro de la bolsa y lo puse sobre la mesa; después revisé el celular, un nuevo mensaje había llegado.
"El día de hoy te ves más bonita que de costumbre, festejas algo en especial o solo es porque lo veras a él? JT"
Esta vez el mensaje estaba firmado por un tal JT, me quedé perpleja, sabía ahora de quien se trataba, esas iniciales..., miré hacia todos lados pero no descubrí a nadie. Llegó Susan con el café y las galletas.
-¿Estas bien?- preguntó Susan
-Si, lo estoy. Gracias por el café- grité cuando Susan se estaba alejando
-Y por las galletas, no lo olvides!!!- dijo entre risas.
-Si, si, por las galletas también.
Borré los mensajes y estuve a punto de apagar el celular pero desistí porque Arturo iba a llamar, lo guarde nuevamente en el bolso que llevaba. De pronto descubrí el libro que compré, ya había pasado más de media hora; se acerco Susan pues ya no había más gente que yo.
-Hola otra vez
-Hola Susan- respondí mirándola y con una leve sonrisa
-¿Y ese libro?- preguntó
-Lo acabo de comprar. ¿No es linda la portada?
-Misteriosa como tú. ¿Puedo?- extendió la mano para tomar el libro.
-Claro- respondí y le di el libro.
Revisó el índice y reconoció el título de algunos de los capítulos que contenía aquel libro. En cada capítulo se subtitulaban algunos poemas que Susan había leído con anterioridad, en hojas blancas y sueltas. Me miró sorprendida, yo solo pude sonreír.
-Pero si esto es...-
-Lo sé, no digas nada. Hoy se puso a la venta. Durante años he soñado con esto y hoy por fin se hace realidad- la interrumpí
-Tienes razón. Has luchado mucho por conseguirlo.
Sonó la campanilla de la entrada, eran cuatro chicas; Susan se disculpó y fue a atenderlas, llevaban bolsas con ropa, zapatos, todo tipo de cosas pero había una bolsa de la misma librería en la que había entrado dos horas antes. Me pregunté qué clase de libros habían adquirido aquellas niñas.
Comencé a leer el libro sin darme cuenta que alguien mas había entrado a la cafetería; de pronto una rosa roja apareció en mi mesa, la miré sorprendida y sonreí. Unos brazos me rodearon y unos labios mesaron mi cuello descubierto. Me estremecí toda.
-Pensé que llegarías más tarde- dije y nadie respondió.
Traté de levantarme pero esos brazos me lo impidieron, su abrazo era tan cálido pero había algo que me incomodaba. Al levantarme y darme la vuelta me quedé helada al descubrir quién era, no podía decir nada; se trataba de una persona a la que no veía desde mucho antes que conociera a Arturo, se trataba de Juan. Yo seguía sin decir nada, de pronto un ruido me despertó de mi shock, Susan tiró una taza de té, cerca de mí, al darse cuenta de quién era la persona que estaba junto a mí.
-¿Susan estas bien?- pregunté mientras me agachaba para ayudarla a limpiar
-Si, lo estoy. ¿Y tú?- respondió aún más nerviosa que yo
-No, no, te ensuciaras y no querrás que Arturo te encuentre así
-Pues no, pero no importa, puedo regresar a casa para cambiarme
-No, no será necesario, todo está bien. Lo ves, ya está.
Las chicas nos miraban divertidas por el espectáculo que estábamos protagonizando. De pronto me tomaron del brazo y me levantaron, al quedar frente a él me volvió a sorprender. Me tomo con fuerza y me abrazó, no sabía si responder su abrazo o no, pero me quede quieta sin hacer ningún movimiento, de pronto se oyó la voz de Susan.
-¿Gustas algo de tomar?- pregunto nerviosa Susan
Juan me soltó, me miro fijamente y respondió
-Una taza de té helado está bien. Gracias- dijo sin dejar de mirarme. Susan se marchó- ¿Puedo sentarme contigo?
-Si claro, toma asiento por favor.
Se sentó frente a mí sin decir ni una sola palabra. Yo solo tomé la taza de café y tome un poco. Dejé la tasa sobre la mesa y lo miré. Él estaba con los brazos cruzados sobre la mesa, estaba un poco inclinado y miraba hacia afuera por la ventana.
-Bonito domingo, ¿no te parece?- dijo sin dejar de mirar hacia la calle
-Si- solo respondí
Se volvió y me miró fijamente, sonrío ligeramente.
-Ya no evades mi mirada. Ya no te pongo nerviosa
-No ya no. No tienes porque
-Y cuéntame, cómo has estado
-Muy bien, y tú?- conteste secamente
-Creo que no tan bien como tú- dijo y volvió a mirar hacia afuera
-Aquí tienes tu té. Algo más Pao- me pregunto Susan y me dirigió una mirada como preguntándome que hacia él allí. No supe que decir y solo levante los hombros en signo de ignorancia.
-No por el momento Susan. Gracias
-He estado tratando de localizarte desde hace un par de meses. He querido hablar contigo pero siempre que hablo a tu casa tu hermano ó tu mamá te niegan y tu celular manda a buzón.
-No me niegan, no te equivoques, ya no vivo allí.
-Lo sé, hace unos días al no conseguir respuesta fui hasta tu casa y tu hermano me dijo que ya no vivías con ellos. Además de decirme que ni se me ocurriera acercarme a ti otra vez.- Sonreí para mis adentros
-Y si te lo advirtió, por qué me buscaste otra vez
-Porque necesitaba hablar contigo
-Hablar de qué, no hay nada de qué hablar
-Hablar de nosotros
-No hay un "nosotros"
-Pero lo hubo
-Jamás existió esa unión. Solo era "tú y yo"
-Pero...
-No insistas, no hay nada de qué hablar.
-Por favor...
-No
Se quedó callado por un momento, ahora era él quien me miraba y yo solo deseaba que llegara Arturo y me sacara de allí. De pronto sonó el celular.
-No contestes por favor- dijo en tono suplicante Juan
-Hola
-Hola amor, dónde estás- era Arturo
-En la cafetería, esperándote
-Tan temprano, pero si te dije...
-Si lo sé, pero no quería estar sola en casa; aún que creo que hubiera sido lo mejor- dije sin dejar de mirar a Juan
-Por qué, qué paso, estas bien- preguntó Arturo con un tono realmente preocupante
-Si, lo estoy. Cuando te vea te lo cuento todo
-Ok, ya voy para allá, me esperas?
-Claro que si
-No tardo. Te quiero, besos.
-Yo también a ti.- colgué y guarde de nuevo el celular en el bolso
-¿Era tu novio?- pregunto Juan con una mirada que no conocía
-Si, era él
-Cómo se llama
-Qué quieres, para qué me buscaste
-Por qué me respondes con otra pregunta
-Arturo, su nombre es Arturo
-Que bien, cuánto tiempo llevas con él
-Apenas un año
-Ya no me quieres verdad
De pronto su semblante cambió, ya no era el mismo chico que yo conocí, del cual me enamoré, lleno de sueños, deseos y metas. Ahora era un hombre sin amor, frío y triste.
-Te aprecio como el amigo que un día fuiste
-Pero ya no me amas- La conversación estaba dando un giro dramático
-¿Y ese libro?
-Oh!! Lo acabo de adquirir
-¿Puedo verlo?
-Claro- lo deslice sobre la mesa, él lo hojeó y se detuvo de pronto
-Esto lo he leído anteriormente
-No lo creo, se acaba de publicar
-Lo sé, pero yo conozco al autor
-¿De verdad?- pregunté sorprendida
-Si. La conocí hace un par de años. Tuvimos una relación muy bonita, corta y dolorosa
-Que bien- dije con sarcasmo
-Y dime, cómo esta
-Quién
-La autora del libro
-Cómo sabes que es mujer
-Por qué fingir conmigo. Tú escribiste este libro
-Cómo sabes eso- pregunté sorprendida
-Porque este, lo escribiste para mí- me dijo señalando uno de los poemas
-Tienes razón
-Cuando escribes eres otra. Alguien que jamás conocí
-Claro que me conociste, solo que no te diste cuenta
-¿Él te quiere cómo yo?
-¿Perdón?
-Arturo, ¿te quiere?
-Claro
-Cómo lo sabes
-Porque me lo dice, lo demuestra
-Cosa que yo jamás hice
-Para qué hablar de cosas que ya pasaron
-Para arreglarlas
-No hay nada que arreglar
-Para que me perdones
-No hay nada de que perdonar
-Sin embargo yo siento que si. Te hice mucho daño. Te engañé. Te hice llorar
-Ya no importa
-Por favor, déjame hablar. No me gustó como terminamos
-No hubo nada que terminar pues nada había
-Claro que si, yo te quería
-Pero...
-Pero no te podía amar como tú me amabas. Encontré a alguien más que no me pedía nada. Me enamoré y me decepcionó.
-Eso ya lo sabía y no tiene nada que ver conmigo
-Lo sé pero quería decírtelo
-Ok, ya lo dijiste, ya te puedes ir
-No, aún no
-Qué más quieres
-Solo mirarte, contemplarte, sentirte cerca como antes
-Ya nada es igual
-¿Recuerdas cuándo nos conocimos?
-Si
-¿Recuerdas el primer beso qué te robe?
-Si, pero...
-¿Recuerdas cuándo te dije adiós?- una lágrima rodó por su mejilla
-Ya no, por favor, no sigas; es mejor dejarlo así, en el recuerdo
-Si, tienes razón. Pero hoy me di cuenta de que te amo
-Lo siento
-No tienes por qué. ¿Eres feliz?
-Si lo soy
-Que bueno. ¿Lo quieres?
-Si, mucho
-¿Lo amas?
-No lo sé, pero él sabe esperar
-Lo sé, recuerdas cuándo hicimos el amor. Fue maravilloso
-Si lo fue, pero...
-Si, si, si; perdón
-Siento que te encuentres mal
-No es tu culpa, solo mía
-Lo sé pero has cambiado mucho
-Es que ya no vivo desde el día en que te perdí
-Ya no sigas con eso
-Cuando fui a tu casa, tu hermano dijo que habías cambiado tu forma de vestir, de casa, de teléfono por qué empezabas una nueva vida... sin mí
-Así es
-¿Vives con él?
-No, y por el momento no pensamos en eso
-¿Te puedo volver a ver?
-Será mejor que no
-Tienes razón. Me voy, ya estará a punto de llegar y no quiero causarte problemas.
-No lo harás porque entre él y yo hay confianza y comunicación
-Lo que jamás tuvimos
-Será mejor que te vallas
-Si, tienes razón- se levantó y se acercó a mí, se agachó para despedirse y trató de besarme
-Lo siento pero no- le dije sin mirarlo
-Te amo, adiós- susurró a mi oído- Perdóname
-Te perdono. Adiós. Cuídate. Te quiero- él solo sonrío y salió de la cafetería
Miré hacia la calle y lo vi alejándose, una lágrima derrame y recorrió mi mejilla; de pronto, en la esquina, apareció Arturo corriendo, se detuvo en seco cuando lo vio, se miraron de frente. Susan se acercó a mi cuando vio que me levanté tirando la silla, me detuvo por un brazo...
-Tranquilízate- dijo Susan
-No, no está viendo qué se van a agarrar a golpes y todo será mi culpa, si le pasa algo a Arturo...
-No pasa nada, solo están hablando, lo ves? Siéntate
Mientras tanto afuera Arturo y Juan hablaban. Juan se alejaba poco a poco con la cabeza gacha.
-Hola amor, ¿todo está bien?- Arturo me saludó con un beso
-Ahora creo que sí
-Esto era lo qué pasaba, lo qué no querías decirme por teléfono
-Si, lo siento
-No te preocupes. Todo está bien. ¿Nos vamos?
-Si, espera. Susan me traes la cuenta por favor
-No es nada- dijo Susan
-Cómo que no
-No. Juan lo pagó antes de irse
-Cómo lo conoces
-Si, por eso me sorprendió el que te buscará a ti, aquí
-Por qué
-Porque por mi culpa te dejó hace un par de años. Lo siento yo no sabía que tú...
-No hay problema. Gracias- la interrumpí
-Cómo "gracias" si yo fui... por mi culpa
-Si, por tu culpa conocí a este gran hombre que me quiere- dije señalando a Arturo quien solo miraba divertido- Gracias Susan- le dije abrazándola
-Si Susan, gracias por darme el mejor regalo que alguien me ha podido dar- dijo Arturo y me abrazo
-Adiós Susan
-Adiós Pao, adiós Arturo
-Vamos a casa- le pedí a Arturo
-Está bien, vamos
Mientras caminábamos Arturo me contó lo que Juan le había dicho
-Hola- dijo Juan
-Perdón?
-Tú eres Arturo, no?
-Si, tú quién eres
-Solo un amigo. ¿Te puedo pedir un favor?
-Claro
-Cuídala mucho, vale oro. No la hagas sufrir, no la hagas llorar, amala mucho, no la engañes y no la defraudes. ¿Está bien?
-Ten por seguro que la cuidare y la amaré como a mi propia vida
-Que bueno, me alegra de que este con una persona como tú. Me voy tranquilo sabiendo que la dejo en buenas manos. Sean muy felices y dile que la amo aunque ella ya no me ame
-Se lo diré
-Gracias. Adiós
-Adiós
Cuando llegamos a mi departamento se veía iluminado de forma extraña. Arturo me cubrió los ojos con una pañoleta, al entrar me la quitó. La mesa estaba dispuesta para dos, la música sonaba de fondo, había velas por todas partes.
-Pero cómo, no entiendo
-Tenía que ir a ver a tu mamá para que me prestara las llaves y poder entrar, por eso llegué tarde y como la cena ya la habías preparado fue más fácil y más rápido. Además sabía que saldrías, no resistes estar sola en casa- dijo riéndose
-Gracias amor. Te amo
-Y yo te amo a ti
Me miró y me besó tiernamente
4 comentarios:
Hola mi Poetess... he quedado hermoso;D... espero que sigas escribiendo, porque sé que puedes hacerlo cada vez mejor:D... kisses y lo adoré;D
hola, te a quedado precioso =D. Y creo que Juan hace mal en intentar "volver al pasado" ya que se esta haciendo daño el mismo y a Pao.
:(
Bueno guapa esp3ro tu siguiente entrada;).Y solo decirte q me gusta muxo como escribes:)
bss
Hola nena primero q nada muy bonito los cambios q les has hecho a tu blog!! ya msimo me paso a leer lo que sigue te ah quedado genial!! pobre Juan pero el q siembra siempre cosecha lo q merece!!
Bueno ahora comento como prometí...
Me encantó como se desarrollo el primer capitulo... te juro que cuando llego Juan pensé lo mismo que ella, que era Arturo...
Entendí a la perfección a la protagonista cuando le decía que no había nada que perdonar, etc... creo que todas han pasado por situaciones así... me encantó, sigo leyendo...
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