¿Cómo empezaron las cosas? Eso jamas he podido descubrirlo, pocas veces recuerdo como empezaron los eventos importantes de mi vida o los menos importantes; tampoco es que recuerde como terminaron o muchas cosas que sucedieron a lo largo de los meses o los años, supongo que solo recuerdo lo que realmente me marco, lo que realmente me importa o lo que realmente quiero contarles.
No se cómo es que empece a hacer amigos, conocidos o incluso a socializar, nada me importaba, extrañaba a mis amigos de la secundaria y mudarme de casa no ayudaba mucho. Mi madre, por fortuna, decidió mudarnos nuevamente, pero mis amigos o compañeros ya no existían, y no porque hayan muerto o me haya mudado a otro país, sino porque cada quien estaba en sus cosas, sus escuelas, sus familia, sus parejas, en lo que sea que estuvieran haciendo. Empece a integrarme en mi nuevo entorno y como lo he dicho antes, mi vida era la escuela y mi casa; pocas veces salia, solo para ir a hacer alguna investigación u otros deberes pero era en contadas ocasiones. Uno de los factores mas importantes en aquel entonces fue el tiempo.
La escuela no estaba muy lejos de casa pero iba en la tarde, así que entraba a las 2pm y salia a las 10pm. Nunca me interesaron los chicos, no hasta ese entonces. No me malentiendan, había muchos niños que me gustaban en la escuela pero jamas tuve novio, no era muy agraciada por aquel entonces.
Cuando ingresas a primer año hay muchas nuevas reglas y lineamientos que debes de seguir, pero no precisamente escolares. En la escuela a la que ingrese había un grupo al que denominaban "porros", ellos elegían a chicos y chicas para pertenecer a la banda, pero se dedicaban mas a las cosas delictivas que al bienestar de la comunidad estudiantil. Supongo que puedes saber de ellos de dos formas posibles, yo no me entere de ellos hasta segundo semestre; una es pertenecer a su grupito, había chicos y chicas de todos los semestres, y la otra era que te talonearan (que te pidieran/exigieran dinero). A estas fechas, no se si siguen existiendo, muchos dicen que el mismo gobierno los implanta en las escuelas para poder mantener a todos los jóvenes bajo control, dominados, no pensantes; eso no me consta. En las noticias dicen que ya no existen en los centros académicos. Pero, seamos sinceros, desde cuándo los noticieros dicen toda la verdad, hemos visto las noticias, las marchas estudiantiles y siempre hay infiltrados haciendo desmanes.
En fin, creo que eso es cuestión de perspectivas...
Entrar al salón el primer día fue difícil, después todo funcionaba con cierta normalidad. ¿Te has imaginado encontrar una brillante mirada siguiéndote? Pues yo no tuve necesidad de imaginarlo, veía esos ojos siguiéndome hasta donde ocupe un lugar, en la fila de en medio en la segunda mesa, justo en el centro del salón. Hasta ese momento no había pasado nada y siguieron así los días, sin pasar absolutamente nada. Hasta que una tarde, no se durante qué clase las chicas del salón se acercaron.
Me llevaba muy bien con algunos de los chicos del salón, pero las chicas eran otro tema, ellas eran bastantes bonitas y yo, pues ya lo dije, no era tan agraciada por eso me sorprendió que se acercaran, que me incluyeran en su circulo de amigos y saben por qué lo hicieron, ellas pertenecían a los porros y aquel que me había estado mirando con tanta intensidad también.
Sus nombres Karen y Susana, una mas bella que la otra pero me emocionaba poder estar con ellas, no como creen, jamas fui una porra pero por lo menos me incluían en sus platicas, tan navales como ellas, pero que querían, yo era una chica de 15 años y estaba alucinada y todo paso como nunca debió de haber pasado.
Susana por fin me había sonsacado la información de quien era aquel chico que me gustaba y no tardo en propagarse dicha información. ¿Qué como lo se? fácil, las conversaciones que me llevaron a la deriva ese semestre.
—Creo que deberías decirle, y que tal si él siente igual, ya sabes una nuca sabe —pero de que estaba hablando, creo que estaba loca
—No, no lo haré —claro que no lo haría, no tenia el valor para acercarme y hablar—, qué le diría, hola
—Si, eso seria un buen comienzo —escuchaba atentamente a Susana
—Seria mejor un cómo estas, no te parece —era su voz
—Gracias Susana —si las miradas mataran ella estaría bajo tierra
—Ya me lo agradeceras
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